martes, 3 de enero de 2012

Besos como mendrugos

Cuando llegaba la noche,
caían las bombas despertando a los niños,
lloraban las madres
y ladraban los perros.
Todo oscuro
ennegrecido
por el miedo, por el humo.
Yo recordaba tus besos.

Cuando en la fila del colmado
se me pasaban las horas
y las lágrimas corrían por las mejillas sucias;
los niños jugaban
y las madres sujetaban,
con la mirada perdida,
el pan negro, el pan duro.
Yo recordaba tus besos,
pobres como mendrugos.

Y cuando llegaba la noche
y caían las bombas,
e incendiaban el cielo;
yo recordaba tus besos,
secos como la sonrisa de los militares.
Secos y muertos,
como los hijos de mis entrañas.