domingo, 16 de octubre de 2011

De nuevo invierno en mis ojos

El invierno llegó esta vez debido a un relato sobre el mal tiempo;
un poco anticipado pero sin dejar de ser imprevisto
se instaló cómodamente en mi casa,
justo a un lado de mi pecho.

Si quieren construirse un ivierno,
si están cansados de ver llover de afuera hacia adentro,
si sienten que quieren lloverse de adentro hacia afuera,
yo les digo como hacerlo.

Paso uno:
enfrentarse al recuerdo casi en una provocación bélica,
con confianza y a la expectativa.
Siempre a la ofensiva,
nada de defensa.

Paso dos:
sentir de nuevo el dolor despertando,
caminando desde adentro, o corriendo,
para nuestros propósitos cualquier modalidad es válida.

Paso tres:
como un pellizco sentirlo pegándose a las vísceras,
sentirán un ardor,
no es acidez,
por favor no emitir gemidos.

Ahora ya está casi listo,
hay que empezar a articular palabras de lija.
Sin tos, escupirlas.
Sentirán una leve irritación en la garganta.

Y ya está afuera.
Antes de que puedan darse cuenta,
se les saldrá por los ojos como dos goteras en el zinc,
la tormenta tropical de invierno.

Pero tengan cuidado,
si es que la advertencia basta,
porque nadie nunca hace caso...

Invoqué esta mañana un recuerdo.
Empezó a llover después de los ya consabidos pasos.
Lo pensé en modalidad "pelo de gato",
me equivoqué.

Me atacó sin permiso ni prudencia,
removió los sedimentos,
y por más palanganas que coloqué,
a partir de ahí nada que hacer;
siguió lloviendo.

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