lunes, 8 de diciembre de 2014

Hoy me senté a escribir y desempolvé viejos escritos que estaban sin compartir... hoy las palabras son mil luciérnagas danzantes.

El agua estancada hiede

No intentés meterme en frascos de vidrio con tapas de rosca. Los espacios cerrados me producen claustrofobia, y necesito salir a respirar otros aires. No entiendo por qué te tranquiliza pensar que ya estoy encontrando el punto medio, que estoy solidificando mis bases, que estoy construyendo mi identidad. ¿No entendés a caso que apenas un segundo duran las cosas estables antes de que un huracán las destruya? No tengo interés en inmortalizar mi imagen en tus espejos, ni en los míos.

No me atraen las suelas de cemento, las cárceles de oro. Me apasionan las alas de pájaro, las olas cambiantes del mar. ¿Y qué si un día quiero ser una y otro otra? ¿Y qué si un día no quiero ser más? Hoy lo soy todo.

No te molestés en tratar de hacerme entender el origen y la expansión del Universo, porque ya conozco la propia expansión de mis entrañas comiéndose el mundo cuando estoy con vos.

No tratés de inmortalizar las estrellas fugaces en fotografías, ¿acaso no ves que es hermoso el mar cuando por un instante brilla a la luz de los rayos furiosos? No hay necesidad de calmar tormentas ni capturar segundos, cuando se sabe que se tiene el Universo en el pecho, y como vos me dijiste un día... el Universo está en constante cambio.

Águila

Escalo a la roca más alta,
con cada piedra bajo mis pies
nace una nueva ampolla
que más tarde se convertirá en callo.
Mis manos agrietadas y cansadas
continúan aferrándose a las rocas
en un intento de no caer.
Cada vez más alto,
la respiración se torna agitada,
como cuando en tiempos que hora me parecen remotos
hacía el amor en camas prestadas y propias.
Tengo el abdomen contraído y rasgadas las ropas,
líquido vital tibio saboreo en mis labios rotos,
dejo huella en las piedras, testigo de mi paso.
Llegar a la cima, se convierte en mi misión más ambiciosa.
Renovarme es mi único objetivo,
caiga quien caiga.
Uñas, cabellos, trozos de piel y sangre, dientes;
nada quiero antiguo.
Quiero limpiarme de adjetivos,
de identificaciones,
de ideas y palabras.
En viaje interno me despojo de la ropa,
no sin esfuerzo y dolor termino de arrancar
una a una
las uñas encarnadas que aún
me quedan adheridas a la piel reseca.
Me desprendo de lo que creía que era,
de las ideas etéreas
que se han ido materializando en mi cuerpo.
Arranco las teorías que me hicieron de bastón
para caminar sobre lo que creía que era el suelo firme,
Ahora sé que no eran más que espejismos de mi mente
ofreciéndome falsa seguridad.
Tiro por el barranco conceptos, imágenes, moral y ética,
caigo con ellos en vertiginoso vuelo,
hasta reventar y destruir lo que me ha impedido ver adentro.
Dejo que el sol me alimente,
como de su luz a través de mis poros
cada vez más abiertos.
Ya no sé si la luz está afuera o adentro,
intercambio de energía con la fuente de todas las cosas.
Por fin me veo.

Amar es volar

Precisamente porque te amo
es que no puedo llorar al ver que te marchas,
al ser testigo de que emprendes un nuevo vuelo,
en dirección misteriosa.
Te conocí volando, hicimos nido por un corto tiempo,
¿cómo podría llorar?
Si me enamoré de tu danza bajo el sol de mediodía.
Pero a vos, te parece que es porque no te quiero
que no puedo derramar lágrimas.
Me reclamás que en realidad nunca te quise
si es tan fácil para mí decirte adiós.
Pero querida, no te das cuenta que tu amor me hizo tan rica, 
que ahora amo el cielo porque sé que vos en algún lugar, 
lo estás acariciando con tus alas
mientras yo con las mías juego con el viento.
No puedo llorar porque al sentir amor no siento miedo,
¿y qué si te vas? 
Amor es libertad, amor es desapego...
Yo no puedo llorar de saberte libre,
de ir a donde querás y de sentirte amada.
Yo me siento afortunada,
y sólo me sale volar y sonreír.

Pensamiento once

A veces más que dar besos
los besos me dan a mí,
y yo sin resistencia me doy en ellos.

Con nombre de dios

Me quedé con hinchados y resecos labios
vacíos de tus besos.
La barbilla enrojecida
extrañando el ardor de tu barba de fuego.
Las manos calientes
esperando entrelazarse nuevamente con tus dedos
para crear caminos torcidos
como raíces.
Me quedó el pecho abierto
la sensación de contener el mundo en el ombligo.
Una sonrisa cómplice
que ha quedado como huella imborrable
del paso de tu cuerpo por el mío.
Fuimos dos planetas desconocidos
que por un instante
alinearon su órbita
eclipsando a todo el universo.
Brillando con luz propia
detuvimos el tiempo.
Fuimos la envidia de los dioses.