lunes, 8 de diciembre de 2014

El agua estancada hiede

No intentés meterme en frascos de vidrio con tapas de rosca. Los espacios cerrados me producen claustrofobia, y necesito salir a respirar otros aires. No entiendo por qué te tranquiliza pensar que ya estoy encontrando el punto medio, que estoy solidificando mis bases, que estoy construyendo mi identidad. ¿No entendés a caso que apenas un segundo duran las cosas estables antes de que un huracán las destruya? No tengo interés en inmortalizar mi imagen en tus espejos, ni en los míos.

No me atraen las suelas de cemento, las cárceles de oro. Me apasionan las alas de pájaro, las olas cambiantes del mar. ¿Y qué si un día quiero ser una y otro otra? ¿Y qué si un día no quiero ser más? Hoy lo soy todo.

No te molestés en tratar de hacerme entender el origen y la expansión del Universo, porque ya conozco la propia expansión de mis entrañas comiéndose el mundo cuando estoy con vos.

No tratés de inmortalizar las estrellas fugaces en fotografías, ¿acaso no ves que es hermoso el mar cuando por un instante brilla a la luz de los rayos furiosos? No hay necesidad de calmar tormentas ni capturar segundos, cuando se sabe que se tiene el Universo en el pecho, y como vos me dijiste un día... el Universo está en constante cambio.

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