jueves, 3 de mayo de 2012

El no lugar

Mi lugar
ya no queda a la izquierda de tu cuerpo,
no se ubica a la orilla de tu cama.
Ya no es el que nunca me diste,
ni está lleno de aquel olor.

Está ahí apenas lo suficiente
para escribir una vez más,
una última vez más;
hasta la siguiente.

Tampoco está en lo que escribo.
Quizá con suerte
esté en el espacio vacío que queda,
frecuentemente,
entre una letra y la otra,
entre un cuerpo y el siguiente
que ya no será el tuyo.

Puede que esté
en ese hueco que aparece
cuando el silencio me traspasa
como un aguijón de hielo,
hinchándome despacio
sin poder hablar.

Me ubico en ese no lugar
estoy expuesta
abierta y sin palabras.
Apenas con una letra a cada lado
para sostenerme
clavar las uñas
intentar no caer.

Pero son letras desordenadas
lejanas
incoherentes.
Son cuerpos de carne
músculo y hueso,
sin ojos.

El lugar está vacío,
ese que alguna vez exigí,
el que no me dieron,
ese que era mío por antonomasia
se convirtió en paradoja.

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