martes, 20 de noviembre de 2012
Despedidas infinitas
Siempre le he temido a las despedidas definitivas. Imaginarme estar al minuto siguiente sin la seguridad del minuto pretérito, me aterra. Saber que hay un último beso, una última noche bajo las sábanas frías, que podría ser esta. Entonces extiendo el final, lo extiendo como si quisiera hacer de un punto negro una línea de regaliz recta con destino incierto. Invento estrategias, me vuelvo a enamorar, cada vez por menos tiempo. Hago planes a futuro. Me siento cobarde. Me siento embustera. Me siento responsable. Y pienso una vez más en El Principito, soy responsable de mi rosa, soy responsable para siempre de lo que he domesticado.
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