martes, 25 de junio de 2013

Para vos, mi cuerpo y mi voz

Me confronto con el espejo,
a solas cada mañana desnuda
o al lado de esas otras mujeres maquilladas
como yo
en un baño público antes de entrar al cine.

Me enfrento a mi imágen,
me reconozco y me abrazo
aún con esas libras de más que sólo yo me veo,
con esa pierna más corta
que me hace mover mis caderas cuando camino.

Me veo
y veo una mujer
perfecta en su imperfección
como somos las mujeres.
Y veo un cuerpo que podría ser otro,
pero no quiero que sea otro.
Y veo unos ojos y unas líneas delgadas debajo,
que son los surcos por donde corren mis lágrimas
en la estación lluviosa,
y a veces también en la seca.

Y este cuerpo que podría ser cualquiera,
con los uñeros rotos
y las cicatrices blancas,
con la estatura promedio
y la sonrisa pícara.
Este cuerpo es el mío
y el de tantas mujeres.

El que pongo para que otras lo usen
para que tomen mi voz y la hagan suya
para que adopten mi rostro y mi boca gritando
¡Soy lesbiana! ¡Soy feminista!
Para que se escondan detrás de mi espalda frágil
que pongo fuerte para mí y para ellas,
para que caminen encima de mis pasos
menudos y firmes.

Este cuerpo camina acompañado
de otros hermosos cuerpos de mujeres
a las que alguna vez nos intentaron robar la voz
tomar el alma por el cuerpo,
y aún seguimos gritando,
seguimos porque la rebeldía nos seduce.
Porque cuando se nace salvaje
ninguna jaula es admisible
y la libertad no se negocia.

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