sábado, 27 de julio de 2013

Mi rosa

En realidad no os parecéis en nada a mi rosa, ni sois nada todavía. [...] Son realmente hermosas, pero vacías -añadió el principito-. Uno no se siente impulsado a dejarse morir por ustedes. Cualquiera pensará que mi rosa se parece a ustedes; pero ella sola es para mí más importante que todas ustedes juntas, porque ella es la que he cuidado y regado  

(la que también me cuidó y regó de vuelta);

ella es la que cubrí con el globo de cristal; ella es la que resguardé con el biombo

(quizá no tanto como debí);

ella es la que liberé de las orugas que le molestaban, dejando sólo aquellas que se volvieron mariposas  

(pero no, no pude quitar sus orugas a tiempo, y nunca nacieron mariposas);

es ella la rosa que oí quejarse, alabarse o mantenerse callada.  

(La que también me escuchó a mí, la que acogió mis silencios).

En fin, ella es mi rosa.  

(En fin, ella es mi rosa)

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