jueves, 1 de septiembre de 2011

Carta a Neruda

Neruda, amigo... Yo también pude haber escrito los versos más tristes, pero ya vos los habías escrito... Mi alma no se contenta con haberlo perdido, pero se alegra de haberte encontrado, una vez más, siempre oportuno. "Es tan corto el amor y es tan largo el olvido" escribiste aquella vez para que pudiera robar tus palabras y hacerlas mías, para sentirlas, para usarlas de manto.

Regreso a este viejo poema, y me pregunto si acaso todos los amores serán parecidos, si acaso todos los olvidos serán iguales... pero no, yo no quiero olvidar. Sería insensato querer borrar los recuerdos. El amor no se olvida, eso tampoco. Se puede dejar de querer-lo pero no se olvida.

Y no creo tampoco que sea corto el amor, pues he descubierto que poseo un amor infinito, que no se extingue cuando no puede ser compartido, sino que se ensancha, se esparce por el mundo, se multiplica.

Lo que trato de decirte, amigo, es que mi amor es para el mundo, es para la poesía, es para mí. Y lo comparto hoy con vos y otras veces lo compartí con él, con ellos. Con los que se alimentaron de mi amor por un momento breve, brevísimo, que hubiera querido que fuera eterno, porque aún tenía más y tengo ahora mucho más que antes.

Pero fue así, y no hay olvido que pueda sanar las cicatrices de los mordiscos del amor, ni tengo ganas de maquillarlas. Me gustan ahí, me gusta verlas para recordarme como bien lo dijiste vos, que "nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos".

Quizá puedo empezar a decir ahora, que compartir ese amor nos hizo mejores...

1 comentario:

William Eduarte dijo...

"nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos"
asi es.